Una promesa que cuesta cumplir
Obama y el plan de reforma migratoria
Por Jorge Ramos Avalos, Univision.com
Esto es lo que Barack Obama le prometió a los latinos y a los inmigrantes: "Lo que yo puedo garantizar es que vamos a tener durante el primer año (de mi gobierno) una propuesta de ley migratoria".
La pregunta ahora es si Obama cumplirá esa promesa (que hizo en una entrevista con Univision el 28 de mayo del 2008).
Cuesta arriba
Ese primer año en la Casa Blanca termina el 20 de enero del 2010. Pero todo parece indicar que la legalización de 12 millones de indocumentados se tardará más.
Durante su reciente visita a Guadalaja, México, Obama dijo que aún tenía muchas cosas pendientes en el congreso -crisis económica, un nuevo sistema de salud, reforma energética- y que, por lo tanto, la reforma migratoria tendría que esperar al 2010.
Pero el 2010 es un año muy peligroso. En noviembre del próximo año hay elecciones para el congreso y no es ningún secreto que senadores y representantes van a estar más preocupados por su reelección que por los indocumentados (que no votan). Y difícilmente van a querer apoyar un tema tan controversial si su puesto está en juego.
Planean boicot
Por eso, organizaciones como la Asociación Política Mexico Americana no quieren esperar y están planeando un boicot del censo hasta que se legalice a los indocumentados. Su mensaje es claro: si me quieres contar, antes me tienes que legalizar.
Sin embargo, la mayoría de las organizaciones hispanas, incluyendo al Concilio Nacional de la Raza, no está de acuerdo con el boicot y, en cambio, insiste en presionar al congreso -no tanto al presidente- para que haya pronto una reforma migratoria.
Obama, está claro, apoya la legalización de indocumentados. Lo ha dicho muchas veces. Pero también es un político muy pragmático. Se ha dado cuenta que los ataques y gritos durante el actual debate sobre el sistema de salud son un preludio de lo que nos espera durante el debate migratorio. Así que ha decidido esperar el momento propicio.
Apurar la reforma en un congreso abrumado con otros temas pudiera ser fatal. Ya nos pasó en el 2006 y 2007. Pero esperar demasiado mataría las legítimas esperanzas de millones.
George Bush esperó 7 años y cuando quiso ya no le quedaba capital político.
Mientras tanto, miles de inmigrantes siguen siendo detenidos y deportados. Es cierto que Obama ha suspendido las redadas masivas a centros de trabajo que caracterizaron la presidencia de Bush.
¿Cuánto más?
Pero el nuevo énfasis presionando a las empresas para que no contraten a indocumentados tiene el mismo efecto: más despidos y más deportaciones. La realidad es que este sistema no funciona. Ni con Bush ni con Obama.
El sistema es tan deficiente que ha permitido que personas que no son agentes de inmigración realicen redadas. La semana pasada el controversial sheriff del condado de Maricopa en Arizona, Joe Arpaio, envió a sus alguaciles a una planta de papel en Phoenix y arrestó a decenas de indocumentados. ¿Cómo es eso posible?
En lugar de perseguir inmigrantes habría que traer más. El Instituto Cato acaba de publicar un estudio que concluye que la legalización de indocumentados significaría un beneficio económico para Estados Unidos de $180 mil millones en 10 años.
Es decir, el estímulo económico para salir de esta crisis tiene un nombre: inmigrantes.
Es muy preocupante que el presidente Obama quiera retrasar el tema migratorio hasta el próximo año. Pero, al menos por ahora, él es la única esperanza de millones de personas que quieren dejar de ser perseguidas injustamente.
Los hispanos votaron abrumadoramente por Obama en el 2008 -67 por ciento- a cambio de su promesa de una legalización de indocumentados. Y no van a olvidar esa promesa.
Creo que los hispanos pueden esperar al presidente un poquito más. No hay más remedio. El marca sus propios tiempos políticos. Pero si no sale nada en el 2010, los votantes latinos le van a recordar a Obama esa promesa no cumplida en las próximas elecciones. Dando y dando.
8.20.2009
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